
Los últimos meses se han convertido en una carga importante para muchas personas. La incertidumbre personal y laboral, las semanas de confinamiento en lo que para muchas familias eran espacios muy restrictivos, y los elevados niveles de estrés han pasado factura. Los casos de malestar psicológico, de ansiedad, y depresión han visto un aumento. Hablamos con la Psicóloga Lola Rodríguez Mayoralas sobre los “efectos segundarios” de la pandemia y como disminuirlos con la ayuda del deporte, entrenando en casa o mediante entrenamientos personales en Palma, meditación – y por supuesto guiados por un buen profesional de la psicología.
Lola, tú eres psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas. También impartes talleres de meditación, relajación y crecimiento personal. ¿Utilizando diferentes herramientas complementarias, cual es tu filosofía sobre la salud integral?
Cuando hablamos de salud integral nos referimos a un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, o “almita” como me gusta llamarlo en mis talleres. Lograr el equilibrio entre ellos es la clave para sentirnos plenos, para vibrar. Algunas personas se conforman con no estar mal; la realidad es que podemos estar muy bien. Llegar a esto requiere voluntad y constancia y si se realiza acompañado de un equipo multidisciplinar de profesionales con los que uno conecte. El camino acompañado siempre es mejor.
El cuerpo lo cuidamos con deporte, una alimentación sana y hábitos saludables, de las tres áreas es la más conocida por todos.
La mente es nuestro gran enemigo si no la tenemos domada. Sta Teresa de Ávila equiparaba la mente con un caballo salvaje: “un caballo salvaje va a cualquier lugar excepto a donde deseamos llevarlo” – y así es, imposible escapar de los pensamientos, las emociones, de la toma de decisiones, preocupaciones, sentimientos de culpa, rabia, etc. Cuidar la mente implica cuidarnos a nosotros mismos. Cuando la mente nos desborda el papel de un Psicólogo es esencial.
El espíritu, el alma, eso que nos caracteriza y nos hace únicos, es mucho más escurridizo que el cuerpo y la mente y, por tanto, mucho más fácil de descuidar. Enfocar tu presente, el aquí y el ahora, ser plenamente consciente de ti mismo. Dar las gracias por las cosas buenas que nos ha deparado el día. Trabajar las emociones que nos han afectado negativamente son todo palabras claves.
El mindfulness es una herramienta que nos puede ayudar mucho, así como la meditación. Apaciguar el cuerpo y la mente revitaliza el espíritu.
Ya antes de la pandemia causada por el coronavirus vivíamos en un mundo altamente complejo y exigente hacia la persona moderna. ¿Cuales son los efectos más visibles negativos que has notado en tus pacientes durante estos últimos meses?
Para muchas personas esta situación ha supuesto mucha inseguridad tanto personal como laboral, miedo, angustia, apatía, desidia y tristeza, el papel del psicólogo ha sido fundamental.
¿Ha habido efectos positivos?
El confinamiento nos ha ayudado a frenar en seco, el mundo se ha puesto en pausa y aquellas personas que lo han sabido aprovechar y han sacado el lado positivo han podido cultivarse en las tres áreas saliendo reforzadas y con cambios importantes de hábitos que siguen manteniendo.
A raíz de la pandemia la salud ha asumido un papel mucho más prioritario que antes. ¿Cuales son las claves de mantenernos en buena salud en los próximos meses?
Las claves son equilibrar cuerpo, mente y espíritu. Para ello llevaremos a cabo buenas prácticas como la meditación, practicar el aquí y ahora. Es importante buscar nuestro centro y aprender a ser nuestros propios observadores, junto con hábitos saludables, incluyendo ejercicio físico, una correcta alimentación y muy importante ser agradecidos y alejarse de la queja. El papel del profesional es el de acompañar en el proceso.
¿Como ha cambiado profesional y personalmente tu vida gracias al confinamiento? ¿Que aprendizajes te has llevado tu personalmente?
Gracias al confinamiento he tenido que reinventarme, por ejemplo, abrir un Instagram profesional para llegar a mas personas y para que fuese fácil localizarme. Mis pacientes de Palma, aunque al principio algunos de ellos eran reticente a la videollamada, finalmente la aceptaron y ha sido un éxito, tanto que con muchos de ellos sigo con esta vía de comunicación. A nivel personal ha sido brutal, en casa somos un equipo y en el confinamiento hemos sido equipazo. Al principio tuvimos que recolocarnos, ubicarnos y respirar, (se ríe) todo era muy novedoso, pero luego con rutinas llegamos a un orden y al final nos adaptamos a la situación. Ha sido toda una experiencia que no olvidaremos nunca.
No hay mejor momento que justamente este para ser feliz, la felicidad es un trayecto, no un destino. (Fuente anónima)
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